Una única y espectacular novela que recordaré con cariño durante muchísimos años. Una novela escrita con pasión que provoca la misma emoción en aquellos que la leemos.
Para todos aquellos que me conozcan al menos un por ciento sabrán que soy una gran apasionada de la cultura irlandesa. Desde pequeña siempre me ha encantado su música, su mitología, sus paisajes y todo ese misterio que parece envolver a esa isla a medio camino entre el mundo de los sueños y la realidad más devastadora. Una tierra muy antigua que ha sufrido mil embates, ya sea en el campo de la religión o de la sociedad que la puebla. En la "antigüedad" se han visto frente a frente con las distintas tribus que no paraban de guerrear entre sí; han tenido que plantarse con mayor o menor fortuna ante distintos imperios que trataron de apoderarse de esa tierra mágica, ya fuese el romano o el inglés, e incluso han tenido que emigrar a todos los rincones del mundo como si les hubiese caído de lleno una maldición de pobreza y hambruna para añorar en la distancia aquel lugar que siempre les llamará como si del canto de una sirena se tratase.
Precisamente por esta razón cuando vi La Huella Blanca* –nominada al V Premio de literatura histórica de Hislibris en la categoría de mejor autor novel–, una historia ambientada en el siglo V en Irlanda, escrito por una española, en este caso Ana B. Nieto, sentí un empujón especial. Pensé que quizá ella también se había sentido atraída igual que yo hacia ese lugar encantado, por lo que rápidamente me hice con él para devorarlo en menos de quince días. Puede haber quien diga que mi opinión hacia esta novela esté directamente influenciada por mi amor hacia la cultura irlandesa, algo ante lo que sinceramente no me atrevería a protestar o a enfadarme. Pero abiertamente puedo decir que este libro es de esos que gustan aunque no conozcas nada del lugar en el que está ambientado. Sobre todo si te gustan las novelas de aventuras, y aquellas en las que el concepto de amor como emoción básica esté presente, como la que puede motivar a una persona a superarse a sí misma ante cualquier tipo de obstáculo, ya sea impuesto por dioses o mortales.
De todas formas, dejadme que me organice para explicaros las cosas paso a paso, ya que para aquellos que no saben de lo que estoy hablando o para los que no os habéis decidido a dar el paso a comprarlo o a leerlo en la biblioteca, creo que es algo imprescindible a tener en cuenta. La Huella Blanca, aunque en cierta forma autoconclusivo, es el primer libro de la trilogía "Niño robado". La novela estará ambientada como ya he mencionado anteriormente, en la Irlanda del siglo V. Durante todo este siglo y parte del siguiente, la llamada isla esmeralda pasaría de ser completamente pagana a convertirse en uno de los luceros del alba del cristianismo de la vieja Europa. Veremos a personajes tan importantes como Paladio –según aparece en la Crónica de Próspero de Aquitania, sería Palladius, un obispo romano enviado por el Papa Celestino I para atender a los irlandeses católicos de la isla–, Patricio –el que después se convertiría en San Patricio, patrón de Irlanda– y otros personajes muy importantes dentro de la historia irlandesa como serían el rey fundador del castillo de Caisel –lugar que hace de capital a lo largo de toda la novela, hoy en día también conocido como The Rock of Cashel–, Connal Corc, su hijo Nad Froích y el hijo de este, Eochaid; todos ellos pertenecientes a la dinastía Eóganacht. Al final del libro tenéis además un extenso apéndice –reconozco que es de donde he sacado toda esta información– en el que podréis ver toda la genealogía de los Eóganacht, un calendario muy coqueto en el que se os explican las distintas festividades del año según la antigua tradición irlandesa, todo un extenso dramatis personae en el que se nos señalará con asteriscos quienes son las personalidades históricas que aparecen a lo largo del libro, una serie de aclaraciones sobre algunos términos y ciertas licencias narrativas que se ha tomado la escritora, al igual que una extensa bibliografía en la que más de uno nos vamos a perder de lleno en un futuro no demasiado lejano, y que me ha terminado de motivar para continuar con mi aprendizaje del inglés para poder leer todos aquellos títulos que no estén en español.
A la vez, para hacer las delicias de todos aquellos lectores de fantasía, veremos también cómo el Otro Mundo se inmiscuye de forma deliberada en la vida de Ciarán y Olwen, tirando de ellos en direcciones opuestas, jugando con sus emociones, sus deseos y sus esperanzas –causa por la cual se merecieron un puesto de honor en nuestra lista de relaciones amorosas para San Valentín de 2014–. Veremos en persona a un verdadero avatar de la Diosa Macha, la Señora de los caballos, y cómo los totems sagrados de los guerreros les ayudan a superar una vida plagada de peligros. Seremos conscientes de la importancia que tienen las fechas de Beltine y Samain cuando el límite entre nuestro mundo y el de los seres salidos de las leyendas y los mitos sea mucho más tenue, en un marco en el que los druidas todavía formaban parte de esas antiguas tradiciones, asumiendo casi de forma tácita la aparición del cristianismo. Quizás haya quienes incluso hayan recordado trilogías como "La canción de Albión", escrita por Stephen R. Lawhead, en la que el protagonista atraviesa una puerta mágica dando tres vueltas alrededor de un cairn en la noche de Samain, y otras tantas en las que los llamados Seres Buenos tienen contacto con nuestro mundo de una forma casi etérea. Veremos brujas, cabañas abandonadas en la espesura e incluso a una Pesadilla –caballo demoníaco con crines ardientes, ojos rojos y patas que queman el suelo a su paso–, un ser surgido de nuestros peores sueños.
La Huella Blanca precisamente se orienta hacia este tipo de novelas. No quiero tampoco llevar a engaño, la novela no es de fantasía, al igual que considero que no es enteramente histórica; particularmente la he percibido como una novela de un estilo romántico sin todos esos elementos que suelen echar para atrás de ese tipo de novelas. Digamos que Ana B. Nieto ha cogido únicamente lo mejor de cada uno de los géneros, del fantástico, histórico y el romántico, y los ha entrelazado como en su momento hizo Olwen con su cabello para regalárselo a Ciarán como parte de sus riendas, en una única y espectacular novela que recordaré con cariño durante muchísimos años. Espero con verdadera devoción y expectación la segunda parte ya que es evidente que una novela escrita con pasión provoca la misma emoción en aquellos que la leemos.