Entrevista en Nuevo best-seller español

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Fotografía: Asís G. Ayerbe
 
Entrevistamos a Ana B. Nieto, una madrileña que debuta en la narrativa con La huella blanca (Ediciones B, 2013) una novela épica ambientada en la Irlanda del siglo V d.C. Con esta entrevista comenzamos hablando de su novela, la primera de una trilogía, y acabamos hablando de la Irlanda medieval, la música, el arte de escribir y la situación actual de la edición.



En estos tiempos donde los escritores se quejan de lo difícil que es publicar y muchos optan por la autoedición digital, Ana B. Nieto debuta en una editorial de las grandes (Ediciones B) y nada menos que con la primera parte de una trilogía… ¿Suerte, magia celta o un milagro de San Patricio?

Por un lado creo que partía con ventaja: los géneros de novela histórica, novela negra y en los últimos tiempos también romántica, siguen siendo muy demandados por el sector editorial. Mi impresión es que es mucho más difícil hacerse hueco en la fantasía o la ciencia ficción, por ejemplo, o con literatura que no encaja en ninguno de estos géneros. No lo busqué a propósito, hice lo que me apetecía, pero creo que aquí coincidieron la pasión y el interés comercial y que eso ayuda cuando eres un autor novel. Cuando el manuscrito llegó a manos editoriales ya llevaba mucho trabajo: me he pasado siete años documentando y escribiendo la trilogía, hice hasta diez reescrituras y lo pasé por las manos de dos correctoras profesionales. También trabajé en la promoción del mismo, me lo tomé como una pequeña empresa: le hice web y booktrailer antes de venderlo y me pasaba con tarjetas de visita por las ferias del libro y les decía a los editores: "Esta es mi web, tengo un trailer de 5 minutos. Es todo lo que vas a tardar en saber si te interesa". Y luego lo que resultó definitivo es que hablé del proyecto y se lo di a leer a mucha gente de mi entorno y ellos lo fueron recomendando hasta que llegó a las manos adecuadas. Al final, por caminos distintos, tuve a tres editoriales interesadas y dos de ellas firmaron (Columna en catalán y Ediciones B en castellano). Eso sí fue una gran suerte, pero no fue un milagro. Detrás de todo hay mucho trabajo y mucha voluntad. Uno tiene que vender su trabajo lo mejor posible, preparar bien el material, darle una apariencia atractiva... aunque, como digo, al final las recomendaciones fueron definitivas.

 

Leo que siempre has sentido pasión por la música y folclore celta, por las leyendas artúricas… ¿Habías estado alguna vez en Irlanda antes de tener esta obra en mente? ¿Cómo una madrileña acaba escribiendo sobre el siglo V en Irlanda?

Nunca había estado en Irlanda. Cuando me fui a vivir allí (por un año) acababa de empezar a escribir. Me fascinó el paisaje y la luz y eso que lo tenía muy idealizado. Me pareció mucho más salvaje. En cuanto al siglo V, quería trabajar con una época de grandes cambios, que diera lugar a un debate. La época en que las ideas cristianas empiezan a introducirse me pareció el momento oportuno. Mi idea es contemplar la transformación social a lo largo de los tres libros. El de cristianización fue un proceso que se dio relativamente rápido en la isla, por las razones que intento mostrar a lo largo de la trilogía. 


 
En las últimas décadas, miles de españoles han estudiado inglés en Irlanda … ¿Esperas conectar con esta obra con esos lectores?

Creo que sí, que pueden querer profundizar en la historia y cultura irlandesas, pero también creo que hay otras comunidades interesadas: gente que se ha enamorado de Irlanda porque ha hecho turismo allí, porque conecta culturalmente (en el norte de España, por ejemplo), porque admira a sus artistas y su sensibilidad, porque son descendientes de irlandeses...

 

¿Qué te ha cautivado de esa cultura y de esa época para escribir esta obra?

La idea inicial era la del niño criado por el enemigo, que es un mito que aparece en muchas historias y que siempre me ha interesado por el enorme conflicto que lleva consigo. Quería que hubiera una guerra entre tribus y que el protagonista fuera el último descendiente de una de ellas, alguien que se sintiera permanentemente un extranjero y que necesitara, desesperadamente, buscarse una identidad nueva. Es el anhelo adolescente llevado a su máxima representación. El contexto vino después: Ia Irlanda medieval era para mí ese "muy muy lejano de hace mucho mucho tiempo" que además existió y no me obligaba a crear un mundo desde cero, como hubiera hecho una novela fantástica. No quería gastar energía creativa en eso porque prefería centrarme en el desarrollo de los personajes y no el entorno. Y la época, como te decía, conlleva conflictos añadidos: me permitía enriquecer la novela con distintas culturas (celta, romana, sajona) e introducir el debate espiritual y religioso, que es algo que me obsesiona especialmente. Me interesa mucho explorar la relación del hombre con lo sobrenatural, desde distintas perspectivas, y mis personajes principales siempre tienen una dimensión espiritual muy poderosa.


Siglo V, es una época de mestizaje y adaptación, en toda Europa, pero quizá más en las islas británicas… Las culturas originarias, lo romano y lo cristiano, las migraciones bárbaras. Un mundo en lento pero constante cambio… ¿Encontraste alguna similitud entre esa época y la actual?

En el momento en que yo abordo Irlanda todavía se trata de una tierra muy aislada, donde las zozobras del continente apenas se notan. Están sacando partido a la descomposición del Imperio Romano, saqueando las costas britanas. En la parte britana, al igual que en el resto de Europa, sí se pueden ver la inseguridad, la violencia extrema y el pánico. Creo que no es comparable a nuestra situación actual, donde vivimos protegidos a muchos niveles. No tenemos que estar enterrando nuestros bienes por las noches ni vivimos en un permanente estado de alerta. Ellos tienen la percepción constante de que están al final de los tiempos y esto va a tener una importantísima influencia en el pensamiento de San Patricio, que se considera el enviado de Dios para desencadenar el Apocalipsis.

A nivel doméstico, en cambio, el ser humano siempre es el mismo: los niños tienen las mismas ilusiones, los adolescentes los mismos anhelos, las relaciones entre padres e hijos tienen las mismas dificultades, las mismas ternuras entre abuelos y nietos, los mismos celos entre los esposos... Es en este aspecto donde más me he centrado, intentando buscar al hombre universal, las pasiones que están a un nivel más profundo.


También es una época de cierta oscuridad y leyenda, ¿te resultó difícil documentarte sobre esa época? ¿Cómo afrontaste la tarea de separar leyenda e historia?

Llevó muchísimo trabajo pues los libros de historia normalmente se dividen entre la parte celta y la parte medieval temprana o cristiana temprana. Cuando estás tratando justo con el momento del cambio tienes que conocer todo lo que hay anteriormente y mucho de lo que sobrevendrá. Con la dificultad añadida de que la clase druídica, la depositaria de todo el saber, no ponía nada por escrito. Tuve que utilizar las fuentes legales y las sagas medievales e intentar desnudarlas de sus elementos cristianos, mediante un ejercicio comparativo con lo que sabemos de los celtas en el resto de Europa y, más allá, de los indoeuropeos en otras ramas. En algunos casos, sobre todo para la parte ritual y religiosa, he tenido que remontarme muy atrás porque siempre intento aproximarme a las versiones más antiguas, más puras. También, por supuesto, he consultado la arqueología de la Irlanda de la época, historia romana, para el lado britano, e historia de la iglesia. Y por último, la investigación antropológica, para darle carne y sangre a los personajes, cuestiones tan profundas como la concepción circular del tiempo o tan livianas como la preparación de un telar, cómo despellejar a un animal o hacer mantequilla. Soy una persona urbanita y la Irlanda del medievo era completamente rural. Para todo he consultado muchos libros y artículos y para cuestiones peliagudas, como las relacionadas con Patricio, hay mucha división en la propia comunidad académica. No te puedes quedar con el primer libro que lees. Hay que investigar mucho y tomar decisiones informadas. Y con los celtas hay que ser muy cuidadoso con la bibliografía porque se ha escrito mucho y no todo es serio. Hay que seleccionar y eso lleva tiempo. Al final, la documentación debe ser invisible, tiene que desprenderse del texto por sí sola. Debes olvidar lo que sabes y centrarte solo en los personajes, en la historia. La parte documental es el fondo del lienzo y jamás debe estorbar, ni en las descripciones, ni mucho menos en los diálogos.
 

¿Las épocas más nebulosas de la historia son las que más juego dan a los novelistas?

Tienen su peligro porque, si quieres hacer un trabajo serio, tienes que esforzarte mucho, afrontarlo como una tesina. He tratado con varios profesores universitarios durante este proceso y creo, sinceramente, que no se avergonzarían del resultado final. También tienes que saber cuándo es suficiente y cuándo parar. No se puede ser un experto en todo. Harían falta demasiadas vidas. Pero cuando hay aspectos de la historia que no están claros estás obligado a posicionarte y esto te permite una mayor creatividad. En el segundo libro, por ejemplo, nos adentramos en una escuela druídica y vemos todo el proceso de formación. No se sabe cómo podía ser un lugar así, yo creo que no se ha escrito nunca. Ese proceso de reconstrucción es muy jugoso y da mucho margen a la imaginación, aunque haya que mantener la coherencia en todo momento. Ahí es cuando otras tradiciones indoeuropeas pueden aportar más, sobre todo la de la India, cuyos mitos y rituales son asombrosamente parecidos a los irlandeses, gracias a que ambas sociedades eran profundamente conservadoras y estaban más o menos aisladas. Y los indios, afortunadamente, sí que lo podían todo por escrito.

 

San Patricio, ¿por qué crear una trilogía alrededor de este personaje?

Él apareció durante del proceso, mientras me documentaba. Al principio no iba a hablar de él, pero después vi que coincidía en el tiempo y fui descubriendo sus escritos autobiográficos. Sigue siendo una figura secundaria, la historia principal se desarrolla en una familia pagana, a lo largo de varias generaciones, pero es verdad que funciona de hilo conductor en los tres libros y que cada vez toma más protagonismo, a medida que el cristianismo se va haciendo más fuerte. El de Patricio es un caso muy especial de la antigüedad tardía: es alguien que nace noble, es esclavizado, escapa y vive para contarlo. Me interesaba mucho profundizar en su sufrimiento y en el trauma que le causa esto, porque es lo que realmente da valor a sus acciones futuras. Su perfil psicológico lo preparé con testimonios de supervivientes de campos de concentración. No he utilizado leyendas medievales, solo el Patricio humano que revelan sus propios escritos. Alguien que está herido y furioso por todo lo que ha pasado, pero que decide transformar el dolor en algo positivo. No hay más santidad en él que la que se desprende de su propia trayectoria vital, que es épica como pocas.

 

Dices que escribes desde la música y afirmas en la web del libro que esta novela nació en un concierto… ¿Cuál sería la banda sonora ideal para que los lectores tuvieran de fondo mientras leen La huella blanca?

Te sorprendería conocer la música tan diversa que me inspira. Por supuesto, Loreena McKennitt y Enya forman parte de mi repertorio habitual, pero Editors es mi grupo favorito y he sacado muchísimo de ellos, Placebo me ha aportado mucho, Sinéad O'Connor, U2, Damien Rice, The Corrs, Chambao... alguna de Imagine Dragons. Suelen ser canciones concretas, donde la letra es tan importante como la música. En la presentación del libro me acompañó el grupo madrileño Streetwings y algunos asistentes me dijeron que era una buena BSO. Algún día tengo que hacer una lista porque cada escena tiene su canción-origen. Siempre que voy caminando, en transporte público o de viaje voy con los cascos puestos y una libreta. Mis mejores escenas salen así y muchas veces tengo que sentarme en un andén o unas escaleras a escribir. Esas escenas son puros arrebatos de inspiración y luego apenas las toco. Como ves, tengo una percepción muy artística del oficio: para mí la inspiración es, por lo menos, un 40% y en el primer borrador solo trabajo con la parte más visceral de mí misma. Es lo que le da todo el brillo a la novela. La música es mi mayor pasión. Podría vivir sin libros, pero sin música no. Para mí un concierto es lo más parecido a una experiencia religiosa comunitaria. La música logra sacarme de mi cuerpo. La música es como una autopista hacia Dios, es su lenguaje más directo.

 

¿Puedes avanzar más sobre los dos próximos libros? ¿Cuál es el plan de publicación?

El segundo está terminado y estamos en la última fase de corrección, retocando un par de escenas. El tercero está manuscrito, repartido en decenas de libretas. Tengo aún que estructurarlo, repasar la documentación, sobre todo de la parte sajona, y trabajar bastante para que tenga coherencia. El plan es octubre de 2014 y octubre de 2015, respectivamente. Pero, aunque se trata de una trilogía, cada tomo tiene una historia y tema propios, coincidiendo con los tres rostros de la diosa Macha: fertilidad, guerra y poder.

 

No hace mucho que tu libro ya está en la calle, ¿cuáles son tus primeras impresiones? ¿Ya has podido hablar con lectores?

Creo que está gustando bastante y sé que hay un grupo concreto cuya sensibilidad va a conectar con el libro a un nivel muy profundo, pero habrá de todo. Por lo demás he intentado que, dentro de que es una novela histórica, la parte literaria tenga mucho más peso que la documental.

 

¿Cómo ves el futuro de la edición y el sector del libro en la actualidad? Crisis, piratería, ebook… ¿Cómo percibes todos estos cambios?

Me preocupan mucho los nuevos talentos y que las editoriales no tengan margen para promoverlos. En el sector musical he visto grupos locales potentísimos que han desaparecido por falta de apoyo. Los grandes que ya están instaurados no tendrán problema, pero no sé si habrá suficiente reemplazo generacional. Temo que las editoriales tiendan cada vez más al mercado extranjero, a comprar por lotes lo que ha funcionado muy bien fuera, y se olviden de lo que pueda haber aquí, porque para ellas sea más seguro y más barato. Esto es algo que está pasando en todos los sectores, que se están globalizando, pero sería una gran pena para una tradición literaria como la española. Por otro lado, creo que seguimos necesitando a las editoriales y que siempre las necesitaremos porque hacen de filtro, ponen un sello de calidad en el producto (no siempre, pero por lo menos sabemos que alguien ha leído y ha apostado). Internet nos da posibilidades interesantes, pero lo cierto es que no tenemos tiempo para leer las cientos de propuestas que salen al mes. Necesitamos que alguien seleccione por nosotros y nos diga "esto merece la pena". Yo, por lo menos, no tengo tiempo para embarcarme en aventuras que no me garanticen unos mínimos. No tiene por qué limitarse a best-sellers: hay muchas editoriales, unas con propuestas más comerciales y otras más arriesgadas, más artísticas, pero siempre sabes que detrás hay un criterio. En ese sentido, seguro que me estoy perdiendo muchas cosas interesantes y novedosas que hay por ahí, pero tengo que ir sobre seguro porque el tiempo que tengo es muy poco y para mí es muy valioso. Y como yo, supongo que está la mayoría de la población. Prefiero pagar un dinero y saber que tengo muchas papeletas de que me guste el libro a descargarme gratis fichero tras fichero, en busca de esa perla escondida, que puede que llegue algún día o puede que no.